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martes, 12 de julio de 2011

El gol que nadie vio x Lucas Conti

Hoy traigo otro cuento mio, espero les guste. Saludos a todos.


El gol que nadie vio.

Corría los cuarenta y cuatro minutos del segundo tiempo, el arbitro Julio Rigoberto Rizotti, conocido por el mundo futbolístico como fuentón, adiciona sólo un minuto más. Jugaban por la décimo octava fecha de la liga el club atlético 29 de octubre contra el club atlético Defensores Unidos de San Antonio. El local formó ese famoso día con José Luis Casalanguida, el loco ochenta para los hinchas del club, de cuatro Abelino el Paragua Salcedo, de dos El Oscuro Alves, de seis el Hacha Franzotti, de tres iba la Liebre Pineda, de ocho jugó el Gringo Suárez, de cinco el aguerrido y no menos habilidoso Anguila Altamirano, por la franja izquierda, al estilo win volante, el Panadero Díaz, que a su vez era el dueño de la panadería del barrio y traía las medialunas saladas para desayunar en el club, como número diez jugaba Juan de Dios Ramiro Cardozo, era en esa época el histórico emblema del club atlético 29 de octubre, y adelante jugaban de puntero derecho la Ardilla López y de nueve el terrible y temible Raúl Roberto Romero, aunque todos le decían el Cañón Romero. Su apodo devenía obviamente por la potencia con la que le pegaba con su pierna zurda al esférico. Medía alrededor de uno ochenta y ocho, morocho pelo corto y ojos serios color café, aunque uno siendo defensor y se te venía semejante bestia acomodándose para sacar ese terrible zurdazo dudo mucho que a alguien le interesara el color del pelo o de sus ojos. El Cañón Romero jugaba por dos motivos, él no era habilidoso ni mucho menos, sino que era el hijo del técnico y a su vez lo usaban como estrategia, lo paraban en el centro de la medialuna y por lo menos el dos y el seis del rival se iban a marcarlo de esta manera quedaba bastante espacio libre en el área para que la Ardilla López, el Panadero Díaz o Juan de Dios Ramiro Cardozo entraran libres a la dieciocho y terminaran la jugada. Tal es así, que El Cañón Romero cumplía tan bien ese rol que siempre a los goles los hacían los otros y el siendo el nueve del equipo jamás había podido convertir. Pero algo estaba por suceder en ese minuto, el club atlético Defensores Unidos de San Antonio iba puntero a un punto de diferencia con su seguidor 29 de Octubre, empataban cero a cero, si el local ganaba quedaba sólo en la punta a una fecha del final que la tendría que jugar con Unión Social Deportiva que militaba al fondo de la tabla, en cuanto a Defensores Unidos de San Antonio le tocaba el clásico con Central Sur que estaba tercero, o sea que si ganaba 29 de Octubre prácticamente se aseguraba el primer campeonato de la liga de su historia.
Todos los futboleros del barrio estábamos prendidos del alambrado gritando sin parar, hasta que al minuto cuarenta y cuatro del segundo tiempo la Ardilla López recibe el balón en la mitad de la cancha quiere gambetear al tres de ellos y le rebote le queda al Cañón Romero que había bajado, con un sublime y muy eficaz amague deja pagando al dos y encara al seis, cuando éste se le acerca realiza una bicicleta fenomenal dejándolo todo desparramado en el piso, con una pisada deslizando la pelota bajo la suela le mete terrible caño al cuatro, que desesperado llegaba a auxiliar ese puesto en la defensa, y encaró al arquero que a toda velocidad estaba llegando al borde del área para achicar, y cuándo todos estábamos pendientes de la definición de la brillante y sorprendente jugada realizada por el Cañón Romero pasó por la calle Rosa María Ganduyo. Tremenda rubia voluptuosa de un metro setenta, minifalda bien ajustada y un escote que se podía llegar a ver el ombligo. Tal era la belleza de esta mujer que absolutamente todo el mundo se dio vuelta para mirarla, la tribuna, los jugadores locales y los visitantes, los line man, el arbitro y los técnicos y suplentes de ambos equipos. Pero en ese preciso momento se escuchó un sonido que todo el mundo volvió en si redirigiendo la mirada al campo de juego, era el sonido del fútbol golpeando con la red en ese instante el arbitro, desconcertado, miró su reloj, cobró el gol y terminó el partido. Ocurrieron tres cosas muy importantes ese domingo diecisiete de noviembre a las seis menos cuarto de la tarde minuto cuarenta y seis del segundo tiempo del partido por la décima octava fecha del campeonato de liga entre el local el club atlético 29 de Octubre versus el club atlético Defensores Unidos de San Antonio, la primera es que el dueño de casa quedó puntero a dos puntos del segundo, lo que valió que en la fecha siguiente ante el empate en el clásico entre Defensores unidos de San Antonio y Central Sur cinco a cinco y su victoria dos a cero ante Unión Social Deportiva se consagrara por primera vez en su historia campeón de la liga. La segunda fue que el cañón Romero Convirtió su primer y único gol de su carrera, que a su vez fue el gol más importante en la historia del club, y la tercera es que ocurrió algo que jamás volvió a suceder en ningún lado, se convirtió el primer gol de la historia que nadie vio.

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